jueves, 15 de enero de 2015

UN DÍA ANTES DE LA CAÍDA DEL IMPERIO 15 DE MAYO DE 1867


UN DÍA ANTES DE SER APRESADOS POR LOS INSURGENTES DE JUÁREZ

-¿..Cuál sería el futuro que le deparaba a Jösef Tüdös,..?.. Solo, en un lugar de mucho peligro para su vida, con el arrastre de los sucesos y su vinculación directa al Imperio, y sin recursos, más que LAS VEINTE ONZAS DE ORO, del dinero que se les habían entregado a los criados… Leamos a Luis Blasio nuevamente…


“….El silencio más absoluto y la más completa obscuridad reinaban durante la noche DEL CATORCE AL QUINCE DE MAYO, tanto en la ciudad de Querétaro, como en el campamento enemigo.


Ni un tiro, ni un grito de alarma, ni un cañonazo se escuchó en toda la noche.


Durante el día me hablan sido entregados cinco mil pesos, producto de las últimas contribuciones de guerra pagadas por los infelices queretanos.


Esta suma se encontraba casi totalmente en monedas pequeñas y varias veces pregunté al Emperador, qué había de hacerse con ella.


Va al caer la tarde, me dijo que llamara al teniente coronel Díaz de la Guardia municipal de caballería, para que distribuyera aquel dinero a la tropa.


Como se había decidido, que en la madrugada del quince habíamos de salir de la plaza sitiada, nuestros caballos estaban ya dispuestos para el objeto.


Maximiliano me había dado orden de que reuniera el oro (que hubiera disponible, para distribuirlo entre él, El Dr Basch, el príncipe de Salm-Salm, el oficial de órdenes Pradillo y yo.


A los criados me ordenó que les diera algunas monedas de plata.


Distribuí pues el oro que quedaba, en la forma siguiente : Veinte onzas al Emperador, veinte a cada una de las personas de su casa, y a Grill, Tudos y Severo. Y a los criados unos ciento cincuenta pesos a cada uno.


Las monedas de oro las colocamos en esos cinturones de cuero, llamados víboras, que se prestan tan fácilmente a llevar grandes cantidades de dinero, en derredor de la cintura.


Maximiliano había dispuesto de esa manera la distribución del dinero entre las personas de su casa, para que en el caso de que llegáramos juntos a algún punto de la sierra, volver a reunir los fondos para los gastos generales.

Si por el contrario, en la precipitación de la fuga, cada uno tomaba por distinto rumbo, llevar consigo algún dinero para cualquiera eventualidad…”.

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